domingo, 20 de abril de 2014

La falta de crédito y el débil consumo hacen posible la deflación en España.

Los expertos consultados quieren evitar alarmismos, y ninguno da por seguro que la economía española vaya a verse atrapada en el funesto círculo vicioso deflacionario, que supone que los precios no dejan de caer porque empresas y familias congelan su actividad a la espera de que lo hagan todavía más.
Simplemente, analistas como María Jesús Fernández, de la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas), ponen de manifiesto que no cabe esperar mucho, en caso de que haya que pelear para sostener el IPC, de "un consumo interno que, sin duda se ha estabilizado y ya no cae, pero que aún carece de ímpetu como para impulsar los precios".
Por ello, para Fernández, en el mejor de los escenarios, si al final el descenso del índice se muestra como puramente coyuntural, no es realista esperar que muestre este año tasas interanuales superiores al punto porcentual (el mes pasado volvió a descender y se situó en el lugar opuesto, en el 1% negativo).
En la misma línea, la coordinadora del Servicio de Estudios del Instituto de Estudios Económicos (IEE), Almudena Semur, incide en que "la recuperación debe considerarse incipiente y, dentro de ella, el consumo se mantiene debilitado".

 

"El riesgo es real"

Más allá de los análisis de coyuntura, da fe de ello el secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Sebastián Reyna, quien, quizá por estar en contacto directo con la actividad económica cotidiana, habla sin ambages y asegura que "el riesgo de deflación es real"; es más, "se materializará si el consumo sigue sin repuntar de una forma decidida", remacha Reyna.
¿Se puede contar para ello con el respaldo de la financiación bancaria? Desde Londres, el catedrático de la London School of Economics, Luis Garicano, considera que aun cuando el crédito poco a poco vuelve a fluir, "estamos todavía en el comienzo de la etapa en la que volverá a desempeñar un papel fundamental en el crecimiento económico".
El sistema financiero está débil, después de una reestructuración histórica, con escasas fuerzas para afrontar el incremento del riesgo bancario que lleva aparejada la deflación.
No en vano el hecho de que los precios suban moderamente es financieramente saludable cuando se está endeudado, ya que el valor nominal de las deudas se reduce al ritmo al que se deprecia la moneda bajo la que están denominadas.
Dicho de otro modo, lo menos que necesitan los bancos españoles es que la deflación aumente el peso de las deudas mientras obliga a que los salarios disminuyan y vuelvan a encontrarse con ratios de morosidad elevados y coeficientes de riesgo altos.
Por ello, es urgente que la cabeza del sistema financiero al que esas entidades pertenecen, el Banco Central Europeo (BCE) "adopte cuanto antes medidas muy serias", asegura Garicano. No lo hizo este mes; es posible que finalmente ocurra en la cita que tendrá su Consejo de Gobierno a principios de mayo.
Toda precaución es bienvenida cuando se trata de que España esquive un fenómeno para el que "los modelos y análisis no suelen funcionar", según el catedrático de la London School of Economics, y de hecho reconoce que el comportamiento de los precios en la Unión Monetaria ya está causando sorpresas entre los expertos.

 

Sin una salida clara.

Su colega de la Universidad Pompeu Fabra, José García Montalvo, incide en lo fácilmente que la deflación desarma en la medida en que "los economistas saben muy bien combatir las subidas excesivas de los precios pero no existe ningún método para hacer frente a la situación contraria". Japón es el mejor ejemplo, ya que sus políticos y sus académicos llevan más de tres lustros intentando reanimar su IPC.
De hecho, la situación en la zona del euro ha adoptado un cariz tan serio que incluso los miembros más ortodoxos del BCE, los representantes alemán y finlandés, ya han mostrado su disposición a que el eurobanco abrace medidas completamente inusuales en su historia, como los tipos de interés negativos para los depósitos bancarios.
Noticia facilitada por la alumna: M.F.P.A


2 comentarios:

  1. Los datos, por lo general, no engañan y según las últimas cifras españolas de IPC, los precios cayeron un 0,1 por ciento en términos interanuales durante el mes de marzo. Por tanto, muchos economistas consideran que ya estamos en deflación, aunque otros, como los del FMI, creen que la caída debe mantenerse durante un largo periodo de tiempo para hacer uso de este término

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  2. Estos datos muestran un riesgo real y nos lo encontramos también plasmado ante el certificado del Banco de España que muestra
     lo que se respira en los mercados —los del barrio y los financieros— y las reuniones de negocios: que la economía española no puede contar aún con el impulso de la inversión y el consumo interno suficiente como para que la economía avance en el primer trimestre del año. La información disponible hasta ahora apunta a “una prolongación del tono contractivo de la actividad, en un contexto de marcada atonía de la demanda interna”, recoge el informe correspondiente a febrero.
    Así que el empleo también seguirá cayendo a su actual velocidad de crucero: “La información más reciente del mercado de trabajo apunta a una estabilización del ritmo de caída del empleo, aunque en tasas todavía muy elevadas”, señala el informe.
    Y el crédito no ayuda todavía a romper esta tendencia. Las entidades financieras españolas han endurecido las condiciones para prestar dinero, según señala última encuesta sobre préstamos bancarios, de 2013. Aunque este endurecimiento resultó “ligeramente inferior” al de la Eurozona “en el caso de los créditos a sociedades y a hogares destinados a adquisición de vivienda, y similar en los concedidos para consumo y otros fines”, apunta el texto. Sin embargo, los márgenes de los préstamos ordinarios y de los de mayor riesgo “se elevaron a un ritmo mayor en todos los segmentos, aumentando las diferencias con los del área” del euro.
    La información sobre inversión en construcción apunta a una continuación del profundo ajuste del sector 
    Para el primer trimestre del año, además, el sector prevé “un leve recorte en la oferta de préstamos al sector privado no financiero, aunque, dentro de los concedidos a las sociedades, solo en los otorgados a grandes empresas y en las operaciones a largo plazo”.

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